
Existo, pero podía no haber existido. Soy consiente de que mi existencia no es necesaria, sino absolutamente contingente y precaria. Si mis padres no se hubieran conocido y amado, yo no sería y tampoco no sería nada de lo que he hecho, ni nada de lo que digo. El existir es absolutamente gratuito. No he hecho ningún mérito para existir, no he pagado ningún precio por tener que estar aquí. Es un regalo, el regalo más grande que jamás he podido recibir y sin el cual todo el resto no existiría. "Cuando pienso, siento, que ciertamente podía yo no haber existido, un estremecimiento implacentero me recorre la médula de mi ser. Y casi a la vez, en una oleda contraria, gozo la exultante alegría de ser, de existir..."