
Cuando uno, desde el silencio y la soledad, contempla la vida en su cotidianidad, puede estar más cerca de ella. Apreciar la Belleza de las personas, el porqué más profundo de sus actos. También se es capaz de contener el dolor de las injusticias y hacerle frente, no desde la rabia, sino desde la compasión y la caridad.
Contemplar la belleza de una obra de arte, de un paisaje, de una persona, es descubrir que la belleza también mora dentro de uno mismo. Como cuando leemos un libro que nos inspira a ser mejores o escuchamos la risa de un niño (re revista de pensamiento y opinión nº 63)
¡Me encanta poderos seguir por este blog! Que disfrutéis mucho de este nuevo encuentro. A mi me queda un poquitín lejos -solo un poquitín ;-)- pero igual algún día... Un abrazo!
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